lunes, 20 de junio de 2016
FINAL DE JUEGO - ANÁLISIS I: CONTINUIDAD DE LOS PARQUES
A partir de una situación cotidiana, corriente y ordinaria (la lectura de una novela), JULIO CORTÁZAR crea una identificación imposible: la del mundo de papel o imaginario, cobrando vida sobre cada resquicio del mundo real o lógico. La realidad de la novela, de este modo, se pliega sobre la realidad del personaje que lee la novela, creando correspondencias entre el itinerario espacial que rodea al personaje y el itinerario que se describe en la novela que éste lee. Sin embargo, la argucia de esta mediación imposible se volverá perfectamente posible a partir de la introducción de un objeto rudimentario (la novela), acompañado de una descripción sugerente y atiborrada de metáforas que redundan en imágenes sensoriales palpables. En el primer párrafo, por ejemplo, leemos:
Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a su vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles [1].
Pero, cuando leemos esta parte del relato, hay una idea que no se percibe, hay una idea que no termina de afianzarse mientras continuamos avanzando con una lectura que nunca corrobora que el personaje se quedó, en efecto, dormido. Se nos sugiere, que ésta es sólo una posibilidad, acaso implícita en la misma idea de descomposición que anuncia el vocablo desgajando, cuyos términos homólogos son: desvanecer o descomponer. Asimismo, tampoco se percibe la idea que connota la adjetivación del concepto de placer con la introducción de una licencia poética: el oxímoron. Porque no se habla de un goce hedónico, sino de un goce perverso emparentable a la actividad clandestina del voyeur y, en consecuencia, de un placer clandestino:
Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte [2].
La perversión, en un sentido clínico, hace alusión a una deformación, a una tergiversación o a una distorsión de lo real. Por lo tanto, aquí, CORTÁZAR, nos propone un cambio de coordenadas, prácticamente, imperceptible. Guiados por, como mencioné, una descripción sugerente (pero no concreta, ni mucho menos clara), abandonamos el mundo real para ser testigos de un hecho absurdo: el asesinato del personaje que lee la novela, por los propios personajes de la novela que lee. La correspondencia se sustenta en una similitud toponímica casual. Los elementos que conforman el mobiliario del personaje que lee, coinciden, espacialmente, con el itinerario que se destaca en la novela:
- LOS VENTANALES
- EL PARQUE DE ROBLES
- EL ESTUDIO
- LA PUERTA
- EL SILLÓN
De esta manera, creemos que un mundo cede paso a otro mundo o que un mundo fue desplazado por la irrupción repentina de otro mundo. Sin embargo, y esta es la maestría de la economía que maneja este relato, no podemos perder de vista una probabilidad: la de que el personaje se haya quedado dormido y que todo haya sido una terrible pesadilla. Pero, tampoco, podemos descartar otra probabilidad: la que estipula la simple y llana casualidad. En efecto, la situación que se describe en la lectura del personaje (un asesinato pasional) puede corresponderse accidentalmente con la hipotética situación vivencial del personaje que lee la novela.
CORTÁZAR, en ningún momento, se molesta en aclararlo, y, a pesar de que existen argumentos sólidos para otorgarle mucho más crédito a la primera probabilidad, no podemos descartar la segunda. En consecuencia, es, en la confusión, superposición o, incluso, abierta mezcla entre el orden que establece una probabilidad y el que continúa la otra, donde este relato haya su punto de enunciación. En otras palabras, CORTÁZAR escoge para su relato una modalidad ambigua que busca, todo el tiempo, dejar el juego abierto para la interpretación.
_______________
[1] Cortázar, Julio. Final del Juego. Madrid: Editora Nacional, 2003
[2] Cortázar, Julio. Final del Juego. Madrid: Editora Nacional, 2003
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario