domingo, 10 de mayo de 2015

El rito de La Renga

La letra de El rito de los corazones sangrando permite reconocer una experiencia íntima: la de la soledad en medio del conglomerado de personas que forma parte de la urbe bonaerense; pero también nos remite a un elemento mítico, debido a que no escatima detalles en recrear un ritual pagano convocado por los indios, así como su fe en el fuego como un elemento que religa, esto es, como un elemento que permite reconectarnos con lo espiritual.
    El baile alrededor del fuego, a lo largo de todo el videoclip, se convertirá en un refugio y, a la vez, en una fuga que permita paliar el dolor y la profunda sensación de vacío que embarga al protagonista. Como refugio lo mantendrá a salvo del frío inclemente que lo rodea y que abraza su piel con una caricia helada que amenaza con sofocarlo. Como fuga, en cambio, nos remitirá a una incineración, pues el protagonista literalmente se está quemando por dentro, mientras busca deshacerse de su corazón.
    El fogón al que se encomienda el actor [1], que da vida al duelo que se describe en la letra de la canción, es un elemento anacrónico, pues nos remite al imaginario mítico de las culturas paganas. En particular, podríamos remitirnos a la cultura de los indios, sobre todo porque desde el maquillaje se intenta dejar traslucir algo de esta herencia con todo su primitivismo descarnado, a saber, aquél que nos enfrenta al protagonista balbuceando su dolor y gesticulando con movimientos torpes lo que no se puede poner en palabras.
    Sin embargo, proceder de esta manera implicaría descuidar las reminiscencias de otras culturas paganas, de culturas que definieron la fisonomía de los pueblos más antiguos. Es decir, descuidaríamos las connotaciones del baile como una danza ritual que nos ubica respectivamente frente a:

    • Una expresión: no hay ambigüedades al respecto, el protagonista busca liberarse de su dolor, intentando expulsarlo a través del fuego.
    • Una petición: si bien no se señalan dioses particulares o reconocidos, se utilice un término genérico que los sustituye, la muerte. El protagonista se entrega a la muerte, porque su corazón afligido no puede mantenerse dentro del pecho.
    • Un ritual de fecundidad: esta es una referencia probable, aunque se preserve uno de sus elementos, el sacrificio. Para ser escuchado el protagonista va a ofrecer su propia vida, acaso creyendo que de este modo alcanzará la liberación.
    • Una declaración de guerra: entre la confusión que reina en medio de las arenas que metonímicamente nos remiten al desierto y, por lo tanto, a la soledad; el protagonista buscará, no obstante, poner fin a su duelo. Ese es el combate que se intenta librar.

    El lenguaje de la pena

    Desde la primera escena, el videoclip nos remite a una imagen inequívoca: la angustia existencial.


    Mientras las aguas braman furiosas debajo de sus pies, los ropajes de la civilización ahogan al protagonista.


    Pero, cuando el protagonista se desnuda, el mundo exterior se revela hostil. Un manto frío, entre los pliegues de oscuridad que lo rodean, parece, entonces, envolverlo mientras se guarece en un abrazo para protegerse.


    Y, a continuación, descubrimos que es su corazón el que ha salido al exterior, para ser aplastado por una experiencia sobrecogedora que lo derrota: ¿un amor imposible?, ¿el anonimato de la experiencia moderna?

SE TERMINARÁ PRONTO...



[1] De aquí, en adelante, Víctor Poleri se encargará de llevar a un plano expresivo cada una de las canciones que la banda difundió por medio de videoclips.

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