domingo, 24 de mayo de 2015

Otras apariciones del Diablo dentro de la música: el duelo de Primus en 'The Devil Went Down to Georgia'

El Diablo no se ha privado de aparecer como un personaje insigne a lo largo de la historia de la música, pero aunque sus apariciones son numerosas y diversos los motivos que lo convocan dentro de las composiciones autorales que de una u otra forma lo mencionan, resulta cuanto menos curioso que se haya mantenido un mismo origen al momento de retratarlo; pues son las estridentes notas del violín que deleitó primero a Giuseppe Tartini en su sueño de gloria y él que luego condenó a Niccolò Paganini a la inmerecida fama de usurpar, con un pacto fáustico, el talento que demanda el instrumento en que se afanaba horas y horas en dominar, las que se asocian con su nombre al tocar.
    Si en la literatura se recorta como una característica básica del pacto diabólico la asunción de la promesa de saldar una deuda humana con la vida, con el destino o con el plan de Dios para su criatura: ¿volver a ser joven para corregir los errores de la inmadurez?, ¿granjearse el amor de una mujer que resulta inalcanzable?, u ¿obtener una fortuna inconmensurable?; en la música se privilegiará la faceta que lo identifica como el dador de un talento único que el resto de los mortales envidiará. Y, como se sabe, el antecedente de esta faceta será siempre el duelo con un violín.
    En The Devil Went Down To Georgia, de la banda de Funk Metal Primus, este duelo se escenifica desde las primeras escenas, donde observaremos cómo el Diablo luego de poner un pie en Georgia recorrerá sus caminos buscando encontrar desprevenida alguna víctima:


    Acaso, como un eco medieval de las encrucijadas que lo solían convocar para sorprender las almas errantes de niños perdidos, para este duelo buscará a un niño:



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