lunes, 16 de marzo de 2015

La raíz humana del panteón griego


Los antiguos griegos procesaron la experiencia fenoménica de su alrededor a través de su experiencia biológica. No hubo en su constelación heroica ni tampoco en su constelación divina un solo rasgo excepcional, exceptuando los periplos que moldearon los destinos de sus personajes más representativos. Porque para los griegos antiguos lo que contaba para comprender el mundo era lo que tenían al alcance de la mano, lo que habían descubierto atendiendo a cómo se comportaba la compleja maquinaria de sus propios cuerpos. 
    En otras palabras, en el mundo que conocieron los griegos antiguos, lo divino aparecía antropomorfizado , es decir, respondía a las mismas cualidades que entreveían en sus semejantes. No es de extrañar, por este mismo motivo, que los dioses que alabaron se parecieran demasiado a meros humanos, o que gran parte de sus faenas estuvieran entorpecidas por los mismos errores que éstos cometían.







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