viernes, 6 de marzo de 2015
4º aproximación al Cuento de Hadas: ¿Qué es la renovación?
Conforme el tiempo avanza, su avance nos despoja de nuestra capacidad de asombro, de esa manera de mirar el mundo donde se repone el encantamiento de lo cotidiano, así como del anhelo de descubrir en lo ordinario algo más.
Para pensar esta situación, J. R. R. Tolkien, en Árbol y Hoja, nos propone retrotraernos a dos imágenes opuestas que, sin embargo, forman parte de un mismo proceso. Por un lado, nos ofrece la posibilidad de reparar en un árbol en su estado de esplendor, con sus hojas resaltadas por el exultante color verde, y, por el otro, nos transporta a otro momento del árbol, el momento donde sus hojas se vuelven amarillas, es decir, al momento donde se marchitan.
Para Tolkien, conservar nuestra capacidad de asombro, descansa en la posibilidad de volver a ver en el otoño, o el invierno de ese árbol, el mismo esplendor que nos devolvía su primavera. Y es justamente esta posibilidad, la que nos devuelve la fantasía, la que nos da otra oportunidad para mirar el mundo con ojos nuevos:
La Renovación (que incluye una mejoría y el retorno de la salud) es un volver a ganar: volver a ganar la visión prístina.
Sin embargo, contra esta posibilidad de redescubrimiento atenta el desgaste al que somos expuestos día a día:
Esta cotidianeidad es el castigo por la «apropiación»: los objetos cotidianos o familiares (en el peor de los sentidos) son aquellos de los que nos hemos apropiado, legal o mentalmente. Decimos que los conocemos. Son como aquellas cosas que una vez llamaron nuestra atención por su brillo, su color o sus formas y que, ya en nuestras manos, las encerramos con llave en el arca, las hacemos nuestras y, una vez poseídas, dejamos de prestarles atención.
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