lunes, 2 de marzo de 2015

2º aproximación al Cuento de Hadas: ¿Dónde transcurre el Cuento de Hadas?


Para reponer las coordenadas del Cuento de Hadas no hay que desglosarlo o descomponerlo introduciendo criterios ontológicos como la realidad o la irrealidad, sino otorgarle de entrada el estatuto que su forma literaria reclama, a saber, la de ser y representar de por sí un mundo basto que no requiere ninguna ratificación del mundo del que partimos, de ese mundo ordinario con el que lo comparamos para poder pensarlo.
    En el mapa donde el Cuento de Hadas se reconoce, no tiene lugar ni razón de ser el logos del hombre, porque el Cuento de Hadas no obedece al logos, sino a lo que el logos desterró: la magia. La tierra del Cuento de Hadas abreva de la magia, y esta se convierte en su consorte, incluso, cuando parece no estar presente. Pero lo que debe entenderse es que, en el Cuento de Hadas, la magia no es magia, sino algo connatural, algo que no lo define de por sí, sino algo que de por sí es. En otras palabras, la magia forma parte del mundo de hadas pero su introducción no crea ninguna sorpresa, ya que es natural, una manifestación más de su propia naturaleza.
    Cuando J. R. R. Tolkien en su ensayo Árbol yHoja nos dice:

    "Sobrenatural" es una palabra peligrosa y ardua en cualquiera de sus sentidos, los más amplios o los más reducidos, y es difícil aplicarla a las hadas, a menos que "sobre" se tome meramente como prefijo superlativo. Porque es el hombre, en contraste, quien es sobrenatural (y a menudo de talla reducida), mientras que ellas son naturales, muchísimos más naturales que él.

    …quiere decir que para leer el Cuento de Hadas no hay que hacerlo desde el asombro, sino desde la familiaridad, porque nada de lo que puede ocurrir en él apunta a descolocarnos, sino, como mucho, a recrear una tierra antiquísima, que pudo haber existido o no, y eso es algo que no tiene ninguna importancia, ni mucho menos debe preocuparnos. Es decir, en el Cuento de Hadas, lo natural es lo que para nosotros no es natural, porque somos nosotros los que nos entrometemos en su tierra, lo que intentamos comprenderla mirando la nuestra, pero, como ya dije, eso es algo que no tiene sentido hacer.
    La Faery (el Hada) de la que habla Tolkien se mueve alrededor de la tierra del Cuento de Hadas como si chapoteara como un pez en el agua, porque la tierra del Cuento de Hadas es la tierra de Faery. Lo extraño en el Cuento de Hadas, si es que cabe de alguna manera esa palabra tan desdichada, no es la Faery, sino el hombre que se entromete en la tierra de la Faery.

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