sábado, 2 de mayo de 2015
El elusivo significado del número tres en Rumpelstiltskin
El pacto diabólico, en Rumpelstiltskin, se realiza en tres etapas. Cada una de sus visitas anticipa la negación de uno de los pilares del dogma cristiano: la santísima trinidad. En los evangelios que se recogen en el Nuevo Testamento, se nos dice que ninguna ofensa contra la santísima trinidad será perdonada, pues se espera que, en el camino de su salvación, el hombre comprometa su espíritu, su carne, y que reconozca a Dios como su único creador.
Por lo tanto, dentro del imaginario religioso medieval de este Cuento de Hadas, la ofensa de la protagonista debe entenderse respectivamente como:
1) Una profanación del espíritu, pues involuntariamente establece un lazo espiritual con su benefactor al entregarle su collar, acaso su amuleto o, si nos atenemos a la sospecha que se ratifica en el final, su rosario. Es decir, la protagonista le entrega y se deshace, al mismo tiempo, de un emblema: la cruz en la que se reconoce su pertenencia al credo cristiano.
2) Una profanación de la carne, debido a que se convierte en la consorte de Satán al entregarle su anillo. A partir de esta donación su lealtad se orienta hacia una nueva dirección, tal vez un inevitable descenso, pues desposa, en sentido figurado, a un nuevo señor.
3) Una profanación del rito de la misa, porque realiza una ofrenda de carne para su nuevo señor (un primogénito que se hace eco del primogénito de su creador), del mismo modo en que la misa se ofrenda pan (la carne de Cristo) y vino (la sangre de Cristo).
Si bien, este último paso de su descenso y, consecuente degradación, no se concreta, no por ello deja de quedar patente la negación que buscaba consumar su benefactor, una negación que se hace eco de la tentación de Cristo en el desierto, a saber, la de suplantar a Dios por un nuevo señor, un señor que le promete gozar de los placeres del mundo. En la protagonista, la promesa de gozar de los placeres del mundo aparece en el modo en que accede a otra forma de vida, y a todo lo que debe renunciar para poder sostener el fraude su proeza: convertir la paja en oro.
Este Cuento de Hadas, en consecuencia, viene a ratificar la visión clerical del mundo medieval, pues advierte sobre los peligros al desviarse de la fe y lo que les puede ocurrir a las personas que tratan con el demonio.
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