sábado, 30 de junio de 2018

GREEN DAY: AMERICAN IDIOT - ANÁLISIS III

Panorama de un desencanto irremediable, adelanto de la desolación que se irradia tras la pérdida de la esperanza de un cambio, BOULEVARD OF BROKEN DREAMS es el testimonio del impacto de una década que despedimos con orgullo pero cuyos efectos aún perduran hasta el día de hoy. El período que se inaugura tras la última guerra mundial es el de una nueva guerra, una guerra secreta y estratégica que se gesta en el convencimiento de que el poder se exhibe y, a partir de de esa exhibición, se lo reconoce u obedece. La argucia de esta trampa diplomática consiste en delegar a la propaganda las consignas de la campaña, las promesas que se incumplirán y los pormenores de las soluciones que pronto se olvidarán; porque, para esta época, basta con pretender hacer o con teorizar acerca de lo que se hará, en lugar de sentar las bases de las acciones que permitan concretar esa meta. No importa cuántas mentiras se propaguen, no importa que, incluso, la verdad se intercambie por una falacia, en tanto la apatía de la desilusión continúe difundiéndose y anulando las posibilidades de desenmascarar esas mentiras.
"Podemos prometerlo todo y luego abandonarlo", parecen decir los representantes políticos de la década del 60'; "Porque ya creamos las condiciones de una humanidad divorciada de su humanidad", responden pronto los de la década del 50' reivindicando su condición de pionera en el proceso de deshumanización. El poder para esta época es el eco de un fantasma, y esa es la argucia de su diplomacia, el propósito y la misiva de su declaración de guerra para la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

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