jueves, 30 de marzo de 2017
AVRIL LAVIGNE - PARTICULARIDADES II
AVRIL LAVIGNE se encuentra a sí misma a través de la figura del doble, a través de lo que no es o no quiso ser, pero terminó siendo a pesar de. Cuando esto ocurre, la obcecación que la llevaba rehusarse a ser, la negación empedernida a no parecer, se diluye. Entonces se vislumbra lo que no es, pero terminó corroborándose a partir de la impostura del ser:
SER
NO SER
SER
La contradicción, sin embargo, no excluye, pero sí, en cambio, corrobora la negación de la que se partió como un momento predecesor, así como la antelación de una superación que, paradójicamente, no se realizó. Lo cual nos lleva a realizar una modificación de esa relación, pues la integridad de uno de sus miembros no se podrá mantener:
NO SER
En otras palabras, cuando la negatividad del SER se reconozca como un impedimento, o cuando la negación se niegue a sí misma, el vacío de la categoría será compensado por la ilusión que realiza al SER desde una afirmación:
PARECER
En el juego SER / PARECER, entonces, se constatará otro juego, un juego donde los elementos de la ecuación ya no resultan antagónicos, pues entre los conceptos que se trocarán a partir de su inversión:
PARECER / SER
Se leerá una continuidad antes impensable para el binomio que definía a la ecuación. Por ese motivo, desde ese momento, desde esa contingencia, ya no se tratará de ajustar el devenir para adoptar o aprehender una forma, sino de fraguar su embuste a través de la apariencia de un diálogo entre:
SER / PARECER
En este sentido, la conversión de LAVIGNE se realizará a través de un intercambio de la noción de REALIDAD, donde se fijará como lo REAL la APARIENCIA, en lugar de la EXPERIENCIA que constataba lo REAL:
ARTISTA POP
ARTISTA PUNK
La ambigüedad de LAVIGNE, por este motivo, es una constatación de la derrota de un proyecto donde se denunció la hipocresía de una manera de producir (personas o, específicamente, artistas) para fijar, en su lugar, la sumisión a un modelo estético cincelado por el mercantilismo:
MODELO POP
MODELO PUNK
En la segunda etapa de LAVIGNE, lo mercantil será no solo la importación o adaptación del modelo de la industria POP, sino, también, la composición musical que se realiza desde el PUNK, acorde, desde un primer momento, con la necesidad de digerir o apelmazar la letra que se importará al público con la etiqueta que los amalgama a los dos:
POP PUNK
No se apuntará, en este sentido, tanto leer el mensaje detrás de la letra, o a reponer las marcas de un estilo, sino a asegurarse que la letra tenga una resonancia estética [1] y, por este misma razón, superficial o antitética al movimiento que se inauguraba desde el género periférico o marginal:
PUNK = RESISTENCIA
Y se negaba desde el género central o cabecera:
POP = OBEDIENCIA
En otras palabras, cuando LAVIGNE deje de producir para el público y, en consecuencia, deje de preocuparse por el artificio de la letra para pensar sólo en su andamiaje o esqueleto, su música se convertirá en un producto deglutido por el mercantilismo que, alguna vez, recusó desde la PARODIA del modelo que éste instauró.
Desde ese momento, la música de AVRIL no será lo que quiere AVRIL, sino lo que quiere el mercado que compra, incluso, a AVRIL.
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[1] En el sentido del vaciamiento que se realizó de la misma al emparentarla con una recreación, un esparcimiento o mero entretenimiento.
martes, 28 de marzo de 2017
AVRIL LAVIGNE - PARTICULARIDADES I
La lírica de AVRIL LAVIGNE se mueve alrededor de una tragedia: la de un amor inasible o imposible. La biografía constata esta idea cuando se repara en lo exigua que ha sido su felicidad, pero más allá de esta realidad, donde la anécdota se recoge como un pasaje transparente entre vida y obra, la tragedia se hace presente a través de una experiencia básicamente estética.
Lo trágico en la composición de LAVIGNE es el desencanto, así como la certeza de saber que se ha producido un hiato entre el deseo y lo que, finalmente, deviene con el acontecer que se antepone ante él: lo que se retacea o se niega. Porque si la existencia se termina convirtiendo en un fraude, si todo aquello que anhelamos redundará en un tropiezo, perderá, igualmente, sentido evocar o interpelar a los sueños cuando se sabe que éstos nunca se materializarán.
Este pesimismo en la visión de LAVIGNE impregnará su lírica de un resabio melancólico, como si se atesorara siempre lo que pudo ser, en lugar de valorar lo que se tiene o, a pesar de todo, es. Una confrontación, en otras palabras, equiparable a la distorsión o deformación que se percibe en el espejo cuando se confronta:
-LO QUE SE VE / LO QUE (REALMENTE) SE PERCIVE: una relación que esclarece una pregunta como la que se interroga sobre si lo que vemos es equiparable o intercambiable por lo que los demás ven.
-LA FOTOGRAFÍA (O EL FRAUDE) / EL NEGATIVO (EL ORIGINAL): un vínculo que pone de relieve si lo real o lo aprehendido es un correlato de nuestra esencia o compulsión.
Sin embargo, este pesimismo, en particular, adoptará, en LAVIGNE, la forma de un amor no correspondido y, por lo tanto, de un amor trágico, pues en la frustración (o negación de la ilusión que se cobijaba a través de los anhelos incumplidos) también se reconocerá a TANATOS [1]. En este sentido, en cada muerte que se escenifica como un duelo por lo que se perdió y por lo que no se recuperará, LAVIGNE celebrará un rito cuyo peregrinaje la conducirá a una liberación del mal que se expurgó a través la relación que llegó a su final.
Concretamente, LAVIGNE contará la historia de la peripecia de su propia vida o del fantasma de ella a través de la fantasía, donde muchas veces, para narrar, se posicionará en un castillo [2] y, otras, en las afueras de su esplendor plutónico o voluptuoso. Es decir, LAVIGNE oscilará entre las tretas de la magia para disuadir o convencer acerca de una realidad (siempre particular, por supuesto), y la apelación al sentido común (o presupuestos de la experiencia ordinaria) para desenmascarar otra realidad: la de la mujer y su abandono, o su maltrato.
Pero, para narrar esta historia de desencanto, LAVIGNE preferirá inclinarse por un justo punto medio, donde su enunciación se confundirá entre la mezcla del lujo fastuoso del castillo y el enser ordinario de la vida urbana y desprovista de magia. Su vestuario, de hecho, traducirá esta oscilación ambivalente entre la vida fantasiosa y la mundanidad de la ciudad cargada de la hipertrofia del anonimato [3], al coquetear, primero, con la solemnidad del palacio y, luego, conformarse con el lustroso desarreglo de lo prosaico, donde el lujo se diluye en favor de la vinculación con lo esencial del ser humano: la necesidad entrañable de amor, por ejemplo.
No obstante, será en esta confusión, incluso de género, donde LAVIGNE encontrará la poética de su lírica, y donde componer o cantar se convertirá en un acto atravesado por el diálogo incesante entre el ADENTRO [4] y el AFUERA [5] del marco social. Estar ADENTRO de, por este motivo, será equivalente a constatar o corroborar la contradicción [6] de la sociedad, mientras que posicionarse en los márgenes del AFUERA, se convertirá gradualmente en la única manera de afrontar o superar esa contradicción.
En la AVRIL varón [7] que se conjugará a partir de la necesidad de existir entre los extraños, la moda [8] se convertirá en el principal flanco del ataque, mientras la AVRIL mujer se inclinará, en cambio, por la reposición de su príncipe [9]. En este sentido, la AVRIL varón se sobrepone a la ausencia del CUENTO DE HADAS [10], mientras la AVRIL mujer se niega vivir sin el exordio de su maravilla. Pero, es curioso, a su vez, que en esta tensión o colisión entre las disposiciones antinómicas del ser mujer de AVRIL, se reconozcan, también, los antagonismos de la sociedad, como si una parte, necesariamente, debiera anular a la otra. Lo cual nos conduce a aseverar que entre la continuidad de la discontinuidad que termina mostrándose como puente de la contradicción, se gesta en germen la semilla de una poética minada por la sombra de su propia destrucción.
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[1] Los antiguos griegos asociaron a TANATOS casi, invariablemente, con la muerte.
[2] En el mismo sentido en que éste se utiliza en los CUENTOS DE HADAS para resaltar el infortunio de las princesas en apuros.
[3] La experiencia de la anonimia es la experiencia de sentirse desamparado ente las vicisitudes de un mundo donde siempre se etiquetará a los incomprendidos como raros.
[4] ¿ADENTRO de la sociedad?, ¿conforme con sus normas e imposiciones caprichosas?
[5] La intemperie o el AFUERA, es el vacío de sentido y, por lo tanto, la oportunidad de crear nuevas reglas para el juego social.
[6] La misma contradicción de la que participa AVRIL al reforzar o ratificar aquello que, primero, denunció por tipificar o etiquetar el comportamiento de la mujer.
[7] Piénsese al respecto en la construcción masculinizada de la chica PUNK.
[8] Del POP, en general, y del consumo vacío, en particular.
[9] O de su KENT si pensamos a estas AVRIL en un sentido más plástico y más cercano a la frivolidad que define a BARBIE y a ese modelo mercantil de mujer.
[10] Entiéndase, en un sentido más amplio, como ausencia de la magia.
domingo, 26 de marzo de 2017
AVRIL LAVIGNE - GENERALIDADES
Guiada por el espíritu irreverente del PUNK, AVRIL LAVIGNE convertirá su música en un sofisticado dispositivo de lectura para sentar una posición frente al avance del POP, no porque el POP realmente le moleste, sino porque su estribación hacia la híper sexualización de la mujer, así como los clisés que recortan su anatomía como si fuera una mercancía, o como si ésta segmentación se pudiera pensar elidida del todo, le incordian o, cuanto menos, la repulsan.
En el vaciamiento de la figura de la artista que hace la industria del POP, así como en su consecuente domesticación (o sometimiento) por un discurso abiertamente publicitario que explotará hasta los enseres más insignificantes del cuerpo objetualizado, LAVIGNE realizará una crítica ácida a partir de los mecanismos de la PARODIA, pues reconocerá en ella un principio de descomposición que le permitirá lanzar sus más animosas rabietas contra el POP, al mismo tiempo que desnuda sus miserias insospechadamente travestidas con la afable apariencia de la inocencia de una sonrisa o un guiño cómplice para el público.
No nos deberá extrañar, en este sentido, que el blanco indirecto del ataque de la PARODIA de LAVIGNE se enfoque en dos figuras: BRITNEY SPEARS (en particular) y CRISTINA AGUILERA (en menor medida). Sin embargo, digo indirecto, porque LAVIGNE parodiará al modelo, no a su circunstancia [1], por lo cual el ataque se definirá como una tipificación:
-RUBIA
-CAPRICHOSA
-INTERESADA
-MANIPULADORA
Una tipificación que resultará contradictoria cuando algunos de los elementos que definen al modelo se reconozcan en su propia detracción:
-RUBIA
-CAPRICHOSA
En efecto, cuando sea la propia LAVIGNE quien decida igualmente ser copartícipe del mismo fenómeno que denunciaba. Lo cual constata que su declaración sobre el estilo, a saber que hace POP PUNK y no PUNK POP o ROCK, es más que una clarificación acerca de su pertenencia, debido a que esta decidida inclinación melódica se traducirá en la consecuente comercialización de su propuesta, cuya consigna apática o rebelde será minada, a partir de ese momento, por las reglas que impone el mercado y hacia las que se mostraba cierta reticencia o rechazo.
Un cambio material lo anunciará y lo corroborará primero: la aparición de su tercer disco de estudio, THE BEST DAMN THING [2]. En este disco, LAVIGNE pasará de las estribaciones de las ejecuciones rápidas en las guitarras o los empalmes de distorsión contenida, a los arreglos cada vez más edulcorados y más pulimentados o suaves del POP, mientras, simultáneamente, pasará a envestirse de una imagen que, en consonancia y en congruencia reflejará ese repaso, cambio o conversión de los atavismos de la elección original (la chica PUNK o SKATER).
La transformación, para el público, será notoria de entrada, porque de la chica provocadora que desafiaba a los PAPARAZZI, nos enfrentaremos a una a la cual éstos aclaman. En este sentido, de la burla estilo JACKASS [3] o la PARODIA provocadora (aunque adelgazada) de BLINK 182, LAVIGNE pasará a un escamoteo en donde no tardará en convertirse en blanco del ataque el propio ROCK, una consecuencia lógica de su elección inclinada hacia el POP y de la genealogía que remedó desde un principio al defender sus influencias o enumerarlas.
Sin embargo, sería injusto atar a todos los nombres que se vislumbran en la genealogía de LAVIGNE a un mismo linaje de contradicciones, donde las necesidades del mercado se insinúan por encima de las del artista que intenta hacer música. Pero, cabe que destacar que, entre estos nombres, destacarán los de bandas demasiado prolijas, demasiado reconocidas y demasiado comerciales. Tal es el caso de la citada BLINK 182 o, incluso, la de su primer marido [4]: SUM 41; pues se trata de bandas donde se estilaba o mostraba una cierta tendencia a ironizar los aciertos que el POP catapultaba desde la moda, mientras se disfrutaba de buena prensa en los mismos medios que el POP intentaba monopolizar a partir de la instauración de la moda.
De este modo, tal vez se entienda por qué LAVIGNE se desliza hacia la contradicción en el momento en que deja poner su acento en la composición y pasa a convertirse en un producto de la moda, donde cada vez se hará más evidente cómo la comercialización de su producto, incluso mostrando en pantalla las prestigiosas patentes de marcas reconocidas como SONY [5], echará por tierra su afición artística. Lo cual nos posiciona frente a otra aspiración o movimiento estratégico del POP para ganar presencia en el mercado: la del reinado o principado. Porque, así como hubo reyes o reinas, príncipes o princesas para el POP, el ROCK (o más bien el PUNK) reclamará para sí su reinado o principado.
En otras palabras, LAVIGNE se terminará convirtiendo, al menos para el mercado, en la princesita del PUNK, del mismo modo en que BRITNEY SPEARS se convirtió, bajo la tutela de MADONNA, en la princesita del POP.
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[1] Si bien en la puesta en escena de la PARODIA hay una identificación o reconocimiento del momento de fama desde el cual se critica a las dos artistas mencionadas, esta crítica no se particulariza más allá de la abstracción del modelo que representan ambas, porque lo que se criticará es un discurso (y, en consecuencia, una manera de hacer las cosas), no a la encarnación de éste. O sea, no al accidente (el artista), que puede ser cualquier persona, puesto que cualquier persona, debido a que no hay nada especial fuera de la categoría que propone el modelo, nada especial para llenarlo o sobrecogerlo para romper con sus constreñimientos.
[2] LAVIGNE se ha expedido al respecto aludiendo al hecho de que pretendía hacer un álbum divertido, fuera de la solemnidad de los álbumes anteriores, así como de su carga melancólica. Sin embargo, en ningunas de sus declaraciones se ha hecho eco de la liviandad o superficialidad que envolverá su composición, cuando era ésta su principal carta para criticar el mensaje vacío del POP que hacían BRITNEY SPEARS o CRISTINA AGUILERA.
[3] LAVIGNE confesó su admiración por el concepto de humor que creo JOHNNY KNOXVILLE, así como por su seudo filosofía estoica que promueve la vagancia. Tal vez por esto, no sea impertinente pensar la primera etapa de esta artista como un coqueteo por escenificar su vida en una pantalla (del mismo modo en que lo hacían KNOXVILLE y sus amigos en la plataforma que le ofrecía JACKASS), en lugar de afrontarla desde la madurez de una intervención crítica. Sin embargo, en el caso de LAVIGNE, lo primero no anula lo segundo.
[4] DERYCK WHIBLEY.
[5] Adviértase, en este sentido, que esta iniciativa que comienza en THE BEST DAMN THING, se continúa en GOODBYE LULLABY con cortes de difusión como WHAT THE HELL (donde aparecen móviles de SONY) y se reafirma en su disco a través de la intransigencia de una parodia como ROCK N ROLL (donde se vuelve a promocionar a SONY).
viernes, 24 de marzo de 2017
AVRIL LAVIGNE - RESEÑA
AVRIL LAVIGNE irrumpe en la escena musical del ROCK desde una propuesta híbrida, pues su música se posiciona a medio camino del PUNK y del POP, dos géneros musicales cuyas propuestas resultan antagónicas. Pero, en ese antagonismo, en esa confrontación aparentemente irremediable LAVIGNE encontrará una continuidad, como si las falencias de un estilo se pudieran compensar con las virtudes del otro o como si el lenguaje de ambos pudiera re-ensamblarse para crear una composición homogénea donde los aportes de sus respectivas idiosincrasias se diluyeran en favor de una nueva forma de enunciación: el POP PUNK o PUNK POP [1].
La pista de esta conversión o apuesta por la mezcla, sin embargo, a LAVIGNE se la dará otro estilo, cuyo desliz o desplazamiento ya coqueteaba con lo híbrido. Me refiero, por supuesto, al POWER POP y a los aportes que se realizaron para él durante la década del 60’, una década, como se sabe, que terminará siendo dominada por el ROCK y su re-descubrimiento a partir de la oleada de influencia musical inglesa que llegará a NORTEAMÉRICA cuando desembarquen en ella bandas como THE BEATLES, THE ROLLING STONES o THE WHO [2]. Es decir, cuando el ROCK encuentre del otro lado del mundo nuevas coordenadas para recomenzar el camino que emprendió durante la década predecesora.
El fenómeno, como se sabe, se intituló INVASIÓN BRITÁNICA y, literalmente, implicó una invasión, pues la escena musical de aquella época quedó definida por las argucias que estas bandas utilizaron para posicionarse en el mercado o por las decisiones que el mercado simultáneamente tomó para reabsorber sus propuestas. Entre estas decisiones, de corte básicamente comercial, claro está, cabe destacar el particular hincapié que realizó el mercado o la industria musical en la construcción de la figura del ROCK STAR y en su difusión propagandística a través de revistas donde se exaltaba el GLAMOUR que rodeaba a estas bandas.
Pero, es curioso que LAVIGNE haya encontrado en el POP y no el ROCK la base de su filiación musical, así como el principio de una redefinición para el concepto de ROCK, reparando en un largo proceso de hibridación donde, justamente, lo que se alternará o ajustará será la preeminencia de la presencia de uno u otro elemento en la asociación genérica de la que resultará el nuevo género desde donde se compondrá. En este caso, el POWER POP, esto es, en la revitalización del POP a través del uso intensivo del ROCK como catalizador de la propuesta que, en el POP, se mitigaba o quedaba solapada por la injerencia en un sonido melódico.
En otras palabras, LAVIGNE aprenderá a poner de realce al POP a través del PUNK, mirando qué ocurría, primero, con los ajustes o las alternancias musicales que se realizaron durante el apogeo del POWER POP, que es el género donde se amalgama esta vinculación antinómica. En este sentido, los arreglos que se introdujeron para permutar la presencia de las guitarras o la saturación de la distorción durante el POWER POP, se importarán a la nueva amalgama que formará la alianza del POP, en esta ocasión, con el PUNK. De hecho, cuando a LAVIGNE se le pregunte cómo cuajaron o soldaron sus influencias en la hibridación del género que escogió, responderá mostrando una inclinación predilecta por el POP, pues señalará, invariablemente, que lo que hace es: POP PUNK y no PUNK POP.
Esta ordenación jerárquica que se entrevé en la declaración de los principios musicales de LAVIGNE, posiciona al POP, de nuevo, como el modalizador (y acaso, también, atenuador o amortiguador) del ROCK o, lo que es lo mismo, como su necesario filtro para pulimentarse y darse a entender entre los avatares del público que asiste a una función donde el retorno del sonido se pierde y, en consecuencia, precariza la apreciación de la composición. Lo cual nos entromete de lleno en la otra vertiente musical de LAVIGNE, una vertiente que se diluye en la incorporación de bases o ritmos típicos del ROCK, con ejecuciones rápidas al estilo del PUNK, pero que se conserva a la búsqueda o transparentación de una voz nítida [3]: el GÓSPEL.
Sin embargo, nada quedará de la dramatización de los coros, la evocación de DIOS, ni la liturgia del evangelio, porque LAVIGNE no cantará en una frecuencia etérea, sino, más bien prosaica e indisolublemente atada a las alegrías, contratiempos o sinsabores de este mundo, lo cual no quiere decir que sea sacrílega, pero sí mundana en el sentido más amplio de la palabra, puesto que su foco, al componer, atenderá la pequeña minucia de los dramas ordinarios y cotidianos de los seres humanos. Del COUNTRY, por otro lado, tampoco quedará nada, pues la irreverencia del PUNK borrará ese ribete folklórico donde los instrumentos de cuerda se combinaban en ritmos lentos y definidos, para, en su lugar, ganar presencia con el estruendo, no obstante contenido (de ahí la inmediación del POP como modalizador), de guitarras cuyos RIFFS sencillos crearán la base melódica que permitirá desatacar la voz.
En consecuencia, LAVIGNE le devolverá al público una experiencia musical travestida del ROCK, pues al edulcorarlo, al restarle muchos de sus recursos discordes, creará melodías pegadizas y digeribles homólogas a las de la NÉMESIS del ROCK. La imbricación del POP dentro del ROCK, en consecuencia, resultará en una disonancia para el ROCK [4] que se percibirá, no obstante, como una armonía y, debido a esto, nos sumergirá en una versión melódica del ROCK, donde los arreglos de los instrumentos (particularmente de las guitarras), tenderán a atenuar su presencia y, en el peor los casos, reducirla al mínimo, lo cual se hará que se perciba como un eco a la distancia y, acaso, también, un fantasma.
El ROCK melódico, entonces, se convertirá en la apuesta de LAVIGNE para componer y comunicar. Sin embargo, será en esta estribación o viro hacia el POP del ROCK, donde se dará una contradicción, porque LAVIGNE no hará POP para ratificar al POP, sino para criticarlo y cuestionarlo.
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[1] La variación del orden de los vocablos que forman el concepto musical genérico, como veremos más adelante, es significativa, debido a que sienta una posición para el artista, desde donde se reconoce una elección.
[2] El movimiento oscilante (de lo claro a lo oscuro, de lo armónico a lo inarmónico) entre estas bandas, de hecho, también nos conduce a pensar que, en aquella década se había instalado una búsqueda que se realizaba a través de la definición o la coherencia entre todos los elementos que reúne una composición; una consciencia que no estaba presente en la generación anterior, donde la espectacularización de la puesta en escena o la ejecución instrumental perdía de vista el equilibrio de las partes individuales.
[3] Algo un poco contradictorio si se considera que las primeras presentaciones en público de LAVIGNE, luego del estreno de su multipremiado LET’S GO, su voz sonaba nasal y apagada.
[4] Entiéndase para el ROCK que se hacía en la época en que AVRIL LAVIGNE aparece en escena.
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