miércoles, 12 de julio de 2017

METALLICA - RIDE THE LIGHTNING: ANÁLISIS V


Habiendo llegado a este punto: el umbral antes del desenlace; habiendo lidiado con los estertores del horror de la guerra y la experiencia de la alienación que condena a la soledad como una figuración de la MUERTE, sobran los motivos para inferir que, desde la primera letra o prolegómeno del álbum en cuestión, se estuvo trabajando en una misma dirección: desgranar, en términos metafóricos, la imagen que acuñamos sobre la MUERTE o nuestra futura MUERTE.
    Por este motivo, el caso de la letra de la canción que nos atañe, CREEPING DEATH, resulta clave. En principio, porque nos remite a una referencia religiosa que se lee como un axioma [1]: la promesa de liberación del yugo de un pueblo; y como una paradoja: el sesgo de la violencia enmendando el camino de la opresión. Sobre la primera, la letra se expide sin ninguna dilación:

    Esclavos, hebreos nacidos para servir al faraón.
    Obedezcan cada una de sus órdenes, vivan con miedo.
    Fe en el desconocido, en el libertador.
    Esperen, algo debe hacerse en cuatrocientos años...

    La segunda, en cambio, nos remite al enigma irresoluble de por qué el camino del AMOR se riega con sangre:

    Ahora, deja ir a mi gente, de la tierra de Goshen.
    Vayan, yo estaré ahí con usted, en el arbusto de fuego.
    Sangre corriendo roja y fuerte, bajando por el Nilo.
    Plaga, tres días de oscuridad, saluda al fuego.

    Sin embargo, mientras intentamos comprender cómo se concatena el OXÍMORON [2] que une la contradicción: PAZ / VIOLENCIA; el eco de una letanía se insinúa como la confirmación de la anulación del juicio o raciocinio para discutirla:

    Que así se escriba,
    que así se haga,
    he sido enviado por el elegido.
    Que así se escriba,
    que así se haga,
    para matar al primogénito del faraón.

    Y, debido a que la revelación, debido a que la palabra divina no se replica o contraría, su verdad se instala en toda su crudeza como el inquietante elemento ad hoc [3] de nuestra naturaleza: no discernir o tomar distancia de la verdad que se revela (o valora) a sí misma como tal. De este modo, la tríada:

    -PALABRA
    -ESCRITURA
    -CÓDIGO 

    Que, a su vez, se reescribe o reinterpreta como:

    -LEY
    -CONSTITUCIÓN
    -SANCIÓN

    Describe a la perfección la cadena de motivaciones infundadas que derivan o degeneran en violencia. La religión, no obstante, sólo es una excusa para reconstruir cómo opera el mecanismo de dominación de la tríada, y acaso la metáfora predilecta o más adecuada para desentrañar el origen de la violencia; puesto que, mientras aún el pueblo [4] se resista a formularse las preguntas correctas:

    -¿QUIÉN HABLA EN LUGAR DE?
    -¿QUIÉN PROPAGANDIZA LA PALABRA DE?

    O:

    -¿QUIÉN ORDENA EN NOMBRE DE?

    Continuaremos, invariablemente, repitiendo [5] el mismo error y, en consecuencia, generando más violencia.
_______________

[1] Proposición, enunciado o discurso cuya verdad no se remite a la prueba, sino a su poder de persuasión intrínseco.
[2] Recuérdese que, el término, alude a un recurso poético que se caracteriza por armonizar las antinomias de los opuestos o contrarios, para alumbrar ideas que propugnan superar la contradicción. De este modo, a partir del OXÍMORON se lee un plus de significación sobre un fenómeno.
[3] Propio o pertinente para definir algo.
[4] Y aquí podríamos preguntarnos si el pueblo de Israel discutió la orden de DIOS o por qué el pueblo de Israel se lee como una continuación de la negligencia moderna: obedecer sin reparar en por qué se obedece o por qué debería obedecerse.
[5] Resulta curioso, en este sentido, considerar que la letanía se estructura como una fórmula en la que el creyente manifiesta su conformidad con un acto de voluntad: la volición del deseo o de su acto de fe. No es menos significativo, que, el estribillo de la canción, resalte esta idea todo el tiempo mientras repite de manera insidiosa: QUE ASÍ SE ESCRIBA y QUE ASÍ SE HAGA.  

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