viernes, 14 de julio de 2017
METALLICA - RIDE THE LIGHTNING: ANÁLISIS VI
De lo estrictamente melódico a lo estridente, de la solemne inauguración del rito a la invocación sacrílega que materializa el ENTE o, si se prefiere, entre el impasse [1] que preludia la locura y la constatación de la realidad que ésta insinúa, la canción que culmina la negra línea de este álbum [2], nos introduce en una terrible pesadilla conforme salimos de nuestro eje seguro: la RAZÓN, la MESURA o el LÍMITE; para movernos alrededor de una órbita inhóspita.
Los arpegios que forman parte de la estructura melódica de la INTRO, al menos, así lo sugieren con su clima inquietante, con sus alusiones al misterio y con su coqueteo con la negra espesura que define a la retorcida vegetación que disimula la ubicación de los rincones de tierra yerma e infértil; o, al menos, así lo imagino mientras el exordio de la INTRO da paso a la BASE RÍTMICA y, con este movimiento, se comienza a descorrer el telón que oculta al monstruo de la referencia literaria.
Como se sabe, el nombre de esta canción, THE CALL OF KTULO, hace alusión a un relato de HOWARD PHILLIPS LOVECRAFT [3]. Pero, lo hace, tomándose una extraña licencia, ya que modifica el nombre del ente que describe LOVECRAFT al reemplazarse CTHULHU por KTULU. El error, aparente, en realidad, se hace eco de la misma advertencia que se utiliza en el relato para avivar la imaginación del lector: no pronunciar el nombre del monstruo; puesto que hacerlo equivaldría a evocarlo y devolverle el antiguo poder que alguna vez legitimó su gobierno sobre la tierra.
Pero, ni el lector de LOVECRAFT, ni el admirador de METALLICA, están preparados para sustraerse del influjo del hechizo que se teje alrededor de un impulso: la curiosidad malsana; ya que, en efecto, y a pesar de que algo intuitivamente nos advierte que no continuemos, que no persistamos en nuestro atropello, deseamos proseguir adelante y finalizar con la escucha de la composición, del mismo modo en que el narrador-protagonista del relato original, describe el principio de su propia destrucción al no ponerle freno a su investigación.
De este modo, conforme el dulce néctar de un veneno bermejo nos embriaga, conforme la violencia y la brutalidad del legado pagano se instala como una realidad y el intelecto, que formula el rito como superchería, apenas resiste, nos damos cuenta, tarde, pero demasiado tarde, que hemos caído en una trampa de que no podremos escapar: la de la MÚSICA y su encanto o hechizo de SIRENA [4]; y la del SONIDO [5] y el desconcertante ambiente que se crea con una treta que fue ideada más allá del tiempo cuantificable o conmensurable por la medida humana.
En otras palabras, la composición instrumental de METALLICA suplanta el efectismo de la descripción lovecraftiana, así como su alusión hiperbólica y/o apócrifa [6], por una red de significantes que homologan a las palabras que retrataban a la criatura, mientras, simultáneamente, la pesadilla se materializa como una realidad innegable y somos arrojados al foso sin retorno de la LOCURA [7]. Por este motivo, no nos debe extrañar que el entorno controlado de los arpegios y la mesura melódica, pronto halle reemplazo en la BASE RÍTMICA cargada de tonos graves.
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[1] Problema irresoluble o atolladero.
[2] Cuyos temas redundan en la MUERTE o alrededor de conceptos que la dan por sentado o implican de alguna forma.
[3] Titulado de manera homónima como THE CALL OF CTHULHU.
[4] En los cantos homéricos se las describe como aves de rapiña que embrujan a los marinos con su canto melodioso para provocar el naufragio de sus barcos y una muerte segura.
[5] El protagonista del relato de LOVECRAFT describe que el descubrimiento
[6] No es un misterio que LOVECRAFT creaba, con la misma fruición con la que imaginaba sus criaturas pesadillescas, referentes librescos mágicos inexistentes para el registro histórico antiguo o medieval.
[7] Que es la transfiguración de la MUERTE o, al menos, su metáfora más cercana.
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