CIRUELO arma una constelación, una serie de correspondencias y un entramado entre los eventos del pasado y del futuro, entre el CIRUELO que bosquejó o pintó por primera vez y el CIRUELO al que aún le resta dar un retoque a su figura; y lo hace, para darle una forma al itinerario de su viaje, un viaje donde la magia se entremezcla con el sueño y el sueño alumbra una tesis sobre su arte:
-CREAR SE PARECE A ESTAR DORMIDO
En esta afirmación, no obstante, CIRUELO no nos ofrece ninguna novedad, ninguna excepción a la norma que reguló la producción vanguardista de los años 20’ o 30’ del siglo XX. Y, tampoco, es necesario exigírsela, pero cabe aclarar que el automatismo psíquico y el fluir de la conciencia ya forman parte de los frutos que recogió el SURREALISMO y, como mucho, algunos de sus herederos o detractores.
Sin embargo, también es cierto que, entre los apuntes que forman parte de su cuaderno, CIRUELO no nos ofrece ningún método. Sus páginas no hablan de una fórmula, tampoco de una receta, sino del complejo proceso que lleva a cabo el artista a través de su creación. Preguntas como:
-¿QUÉ ES EL ARTE?
-¿QUIÉN LO INSPIRA?
-¿CÓMO SE CREA?
Se responden a partir de las confusas impresiones que genera el mismo proceso de creación, impresiones que CIRUELO no intenta definir o procesar racionalmente, debido a que todas forman parte del mismo proceso creativo, homologable al boceto o el borrador y, por lo tanto, al fragmento que esclarece una parte del todo, pero es incapaz de mostrarnos su esencia más profunda.
En otras palabras, lo que queda de esta experiencia onírica como registro, como remanente o como la esquirla de una huella para los sentidos, CIRUELO lo convierte en un ejemplo o en una muestra cabal del fenómeno, pero nunca en su comentario o su glosario. Lo cual, redunda en el hecho de que CIRUELO educa a su lector, pero nunca lo dirige o lo clausura, dejando, de este modo, abierto el juego de la significación:
-VER / NO VER
-OÍR / NO OÍR
-TOCAR / NO TOCAR
Porque aquello que se percibe, aquello que se intuye a través del proceso creativo, no, necesariamente, se posee, ni, mucho menos, se reapropia; del mismo modo en que aquello que se escribe o dibuja, si es que hay alguna diferencia entre estas dos instancias creativas para CIRUELO, busca romper con las correspondencias de su inevitable referente o el duelo intercambiable entre:
-SUJETO / OBJETO
-OBJETO / SUJETO
Se constata, entonces, que la materia de la que se alimenta CIRUELO para darle forma a sus bosquejos, que no son más que el proyecto inacabado de una promesa que nunca se cumplirá, pertenece al mundo de los sueños y al estado de trance que evoca CIRUELO en su proceso creativo; ya que CIRUELO no nos ofrece piezas completas, sino los retazos de algo que intenta imitar la forma, pero no logra hacerlo, de algo que se iguala con el concepto, pero reniega de él en el entendimiento.
El nombre de su libro, de hecho, le da sentido a este proyecto inconcluso, puesto que el CUADERNO es el texto por excelencia donde el autor, a través de su confesión, se reconoce en su obra, donde el autor, a través de su declaración o posicionamiento se sumerge de lleno en el proceso de creación para emerger de él y otorgarle a su lector algo que no está terminado, pero puede leerse alrededor de la serie que abre su constelación: el VIAJE.
EL VIAJE en CIRUELO, de hecho, se asemeja al apunte y al retazo del pintor que es consciente que el día declina y la belleza que va a capturar pronto va a morir, pero también a la misión del poeta que se autoimpone descubrir en lo fugaz y en lo efímero, aquello que nadie es capaz de entender, ni puede comunicar. Sin embargo, en su fuga o exilio del sentido como totalidad, CIRUELO intenta transmitirle a su lector algunas pistas de cómo comenzar su recorrido para descubrir esa belleza que se plasma a través del bosquejo y la letra que acompaña sus dibujos.
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