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Sobre las faldas de un acantilado se yergue una casa en ruinas.
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El heredero de la casa revivirá, dentro de los rincones ésta, los recuerdos de una pesadilla: la trágica pérdida de la mujer que amó.
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Abandonado en la lectura de una carta de su antepasado, el heredero revivirá la visita de un extraño visitante.
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La memoria de una cita fragua la condena del heredero: Que no está muerto lo que puede dormir eternamente; sin embargo con el paso de los eones, incluso la misma Muerte puede morir.
El ahogado es el primero de los relatos que integran la película Necronomicon y lo dirige Christophe Gans, un director que desde sus inicios se encuentra vinculado con el género del terror, aunque su relación con éste se entremezcle con el otro género que ejerce fascinación sobre él: la acción.
El ahogado, en este sentido, es una mezcla de ambos, pero también una llana exposición sobre su estilo, que sin temor a ningún equívoco podemos tachar de poético.
Las escenas de El ahogado son a un mismo tiempo bellas y escalofriantes, encantadoras y repulsivas. La paradoja no es casual, se trata de una fiel transposición de la pluma del autor que inspira el relato: Howard Phillips Lovecraft.
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