domingo, 18 de junio de 2017
BATMAN: EL LARGO HALLOWEEN - CONCLUSIÓN
La novedad de la propuesta narrativa de JEPH LOEB y TIM SALE reside en la manera en que se complementan sus lenguajes para desenvolver los pormenores de la trama. Sin embargo, no basta con esta apreciación, al menos por sí sola, para dar cuenta de la complejidad del proceso que implica sostener el enigma que define la trama. Primero, porque el enigma no es uno y, segundo, porque ese enigma no se narra con una mano, sino con dos o en una dirección doble. Lo cual redunda en el hecho de que el enigma es, igualmente, doble y que, por lo tanto, se bifurca en dos posibilidades para interrogar a su lector.
En otras palabras, tenemos dos posibilidades o dos enigmas para acceder a la historieta [1] que pergeñan LOEB y SALE; la cual, como mencioné en su oportunidad, se articula desde las implicaciones filosóficas del guion y desde las arbitrariedades de la ilustración que referencia a la pintura y al cine. Pero, a diferencia de lo que podría pensarse, a diferencia de lo que podría llegar a intuirse sin reparar en los detalles que definen estas argucias estéticas, la idiosincrasia de una sí puede leerse con independencia de la otra, puesto que una y otra conforman o son partícipes de un fenómeno que apela a diferentes guiños de lectura.
Esto, no obstante, no significa que no haya una aspiración a cumplimentar con las pistas del enigma [2] o que éstas no desembarquen al lector frente a las paridades de una misma conclusión lógica; pero sí que su reconstrucción sigue, en principio, un camino antagónico; y, como ocurre con todo camino antagónico, debe poder recorrerse con independencia de su complemento para apreciar su controvertida especificidad, incluso si hacerlo, implicara negar en algún sentido ese complemento o cualquier posibilidad de mantener un vínculo estable con él.
En resumidas cuentas, la palabra (o el guion) se contrapone a la imagen (o la ilustración) de manera constitutiva, pero no porque sean incompatibles, ni porque persigan objetivos diferentes en el marco general que ofrece la trama, sino porque ambas se toman diferentes licencias para reinterpretarla. Las referencias de una y otra, de hecho, no siempre dialogan de la misma manera, ni se abren a los mismos campos de significación, lo cual, no va en detrimento de la historieta, sino en favor de su enriquecimiento, puesto que el lector debe estar muy atento para abrirse a un juego que complejiza su experiencia de lectura o lo recursos que tiene para sostenerla.
En el guion, por ejemplo, se cifra un enigma filosófico que el lector no resuelve hasta que se consuma el derrumbamiento de la última aspiración noble de GOTHAM: la incontrovertible fe que se había depositado en HARVEY DENT como su cara visible y/o legal para la lucha contra el crimen organizado; ya que solo, en este momento, se entiende, también, cuál es el precio que paga el ciudadano promedio tras haber consentido que no se puede reivindicar ninguna moralidad durante el desarrollo de su ciudad, al menos, ninguno que la exima de la obsecuencia hipócrita con el crimen que intentó denunciar.
En cambio, la ilustración, en otro nivel, persigue retrotraerse en la historia de la pintura o el cine para camuflar los indicios del crimen que se comete contra el crimen [3]; y lo hace en cuadros donde, aparentemente, se banaliza la festividad maldita [4], aunque, sin perder de vista, la discusión de la condición moral del ciudadano que acepta el triunfo del crimen que se castigó. Porque es, solamente, desde este lugar, desde el cual se puede apreciar mejor por qué la ciudad no puede cambiar, ni cambiará mientras se mantenga incólume la columna vertebral de su perdición.
Es decir, y para redondear lo expuesto con anterioridad, LOEB y SALE se esfuerzan por darle forma a una historieta incontrovertiblemente abierta al juego plurivalente de la significación, ya que no intentan fijarle un sentido interpretativo, sino permitirle al lector poder reconstruirlo de manera arbitraria y sin ningún prejuicio, ya que en ese entrar y salir, en ese refugiarse o escabullirse entre los claroscuros que vertebran la ciudad que pintan, el lector podrá oscilar (o coquetear), más de una vez, con el signo fatídico que señala la cruz de la moneda que tiene en su poder el nuevo HARVEY DENT: TWO FACE.
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[1] Se podría decir, a esta altura, novelada, ya que LOEB y SALE crean una maxi-serie muy coherente.
[2] No habría trama si tal aspiración no existiera.
[3] De ahí proviene el enigma.
[4] Téngase presente que la alusión a HALLOWEEN también se pliega sobre otro nivel de significación, ya que indica que toda celebración (toda festividad, para entendernos) carece de sentido cuando reina o se entrona una celebración predecesora. En este caso, HALLOWEEN y su oscuridad constitutiva al remitirnos al mundo de los muertos, lo cual esclarecería por qué GOTHAM se viste de duelo cuando se golpea al crimen o a lo que, por antonomasia, esencialmente es.
[5] En el sentido semiótico del término.
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