sábado, 6 de junio de 2015
El pecado de Louis Creed
La transgresión de Louis Creed es una transgresión simbólica, porque se realiza tras la muerte de un miembro de la familia que involucra al credo que la sostiene. Pero ésta no comienza con el desentierro del pequeño Gage, ni con la mutilación de su alma en los confines del misterio que envuelve al cementerio Micmac (Mi'kmaq), sino cuando el travieso Church es arrollado por un camión.
En este atropello del destino, Louis, sin saberlo, está asistiendo al desmoronamiento de toda su familia, pues a partir de ese día una suerte de efecto dominó recaerá sobre ella. La suerte, además, le resultará esquiva, como si todo lo que tocara se volviera una mancilla, como si a través de sus ojos hollados por la tristeza se descubriera una vergüenza secreta.
Luego de enterrar a Church, Louis quedará excomulgado de su credo, y privado del auxilio de la mirada piadosa de Dios caminará entre las sobras, donde también dirigirá a toda su familia.
¿Cómo nos damos cuenta de esto?
El apellido del protagonista apela metonímicamente a la fe, mientras la mascota de Eileen apela al soporte material que la sostiene: la Iglesia.
En efecto, el gato de Eileen es un templo en más de un sentido, porque para ella representa el único atisbo de amor que le permite sostener su infancia, el linde que la separa de la desilusión de un Dios inmisericorde.
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