miércoles, 10 de junio de 2015

La hipótesis de Louis Creed


Tras desenterrar a Gage, Louis toma una decisión irreversible. El camino que recorre hacia la colina es un descenso en la ignominia. Cegado ante las advertencias que se multiplican a su alrededor, Louis marchara cuesta arriba para perderse por completo y para, al mismo tiempo, sembrar la semilla de su propia destrucción.
    En la cima de la colina, donde se recorta el predio de tierra árida del cementerio Micmac (Mi'kmaq), no hay ninguna esperanza, sólo una ilusión que distorsiona un hecho innegable: la muerte no puede rebatirse ni revertirse. Pero Louis no puede ceder ante los argumentos de la realidad, porque como médico se encuentra obligado a contrarrestarlos con nuevas preguntas, pues ¿acaso no fueron siempre éstas las que alentaron el progreso del hombre?, ¿las que lograron sacarlo de su ignorancia y de su oscuridad?
    Sin embargo, el problema de la interrogación de Louis es que es básicamente sacrílega. Louis no se rebela contra las arbitrariedades de la naturaleza, sino contra las disposiciones de Dios. En la raíz de su desobediencia hay un deseo malsano de emparentarse con su creador, pues de manera caprichosa intenta controlar los avatares de la vida. No es casual que, en la transposición fílmica de esta novela, sea el propio Stephen King quien aparezca interpretando un sacerdote que intenta recordarle a su rebaño la misericordia de Dios, incluso ante las ofensas graves.
    Cuando Missy Dandridge se suicida, altera el propósito de su vida y comete, por lo tanto, una ofensa contra Dios. Pero, en medio de sus constantes dolores estomacales, multiplicados por la conciencia de sobrellevar una existencia gris, Missy Dandridge  nunca fue capaz de darse la oportunidad de transformar su vida, o de reencausar la aparente intrascendencia de sus labores domésticos hacia otro lugar, un lugar donde la esposa de su patrón no apareciera como una mujer injustamente agraciada o bendecida de manera gratuita por la vida, un lugar a través del cual no asomara su atisbo de deliberada mezquindad y rencor por todo lo que no tuvo o no quiso tener.
    Del mismo modo, y al igual que Missy Dandridge, Louis será incapaz de transformar su vida una vez que la desgracia se agolpe sobre ella, una vez que las desavenencias fortuitas de la suerte le arrebaten lo que más atesoraba. Sin embargo, Louis no buscará culpables para aliviar su pena, tampoco excusas para enmendar sus actos, sólo se abandonará en el fluir de una conciencia amortajada.
    Louis nunca se despedirá de Gage pero, en el duelo interrumpido del entierro que metafóricamente nunca se realiza, Louis enterrará, en cambio, al resto de su familia viva.


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