jueves, 30 de julio de 2015
La incomunicación humana en 'The Ring'
El mundo que no oye, el mundo que no ve y el mundo que no habla, es el mundo que condena a Samara. Nadie en el mundo oyó su dolor, nadie en el mundo vio su crimen, ni nadie en el mundo reclamó su ausencia, como si no se pudiera guardar ningún recuerdo de ella, como si nunca hubiera existido, o como si se temiera transigir la memoria con la aceptación de la culpa de la pena que se le impuso al ser radicalmente diferente.
En la muerte de Samara, así como en la maldición para el mundo que la marginó, hay un simbolismo: el de la incomunicación que se convierte en necesaria comunicación. Samara quiere que el mundo vea, oiga y hable sobre su dolor, y, por este motivo, el medio a través del que fragua su venganza es un medio masivo.
Samara irrumpe en las telecomunicaciones para dejar una huella indeleble de su dolor, un rastro palpable e innegable de su paso trágico por el mundo.
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