En The Facts in the Case of M. Valdemar Edgar Allan Poe reflexiona sobre un fenómeno moderno que se esgrime como la mediación necesaria para acallar algunos males del hombre del siglo XIX: la hipnosis.
Sin embargo, lo que en el relato original aparece como la búsqueda de una respuesta ante la pregunta que se interroga acerca de cuáles son los misterios que se esconden tras reinos de la muerte, en la transposición de Roger Corman se convierte en el hallazgo ruin de una meta netamente egoísta: el aprisionamiento del alma humana dentro de las concavidades de un cuerpo sin vida.
La sesión de hipnosis del Sr. Carmichael, el hipnotizador, se revela de este modo como algo que se alza por encima del objetivo de la terapia, para descubrir los intereses particulares de un corazón negro: el deseo de la mujer del hombre que se está muriendo.
Paralelos
Nos informa, no obstante, Edgar Allan Poe que los hipnotistas tienen un poder sobre el cuerpo hipnotizado, a saber, el poder de doblegarlo a su voluntad, o al menos de permear caprichosamente la voluntad del alma aprisionada.
En la hipnosis, en este sentido, se despoja al cuerpo de su libre albedrío y de cualquier resquicio de libertad para tomar la más nimia de las decisiones sobre el cuerpo usurpado, como, por ejemplo, mover los dedos de una de sus manos.
En la hipnosis, entonces, se lleva a cabo un sometimiento sobre el cuerpo, el cual deja de formar parte de los dictámenes de su portador original para convertirse en el receptáculo pasivo de una voluntad que lo sobrecoge, la del hipnotista que, a partir de ese momento, se convertirá en el nuevo amo del cuerpo hipnotizado.
El paralelo entre el rito que lleva a cabo el bokor y la sesión de hipnosis del hipnotista, se vuelve a partir de aquí mucho más clara, pues ambos deliberadamente están buscando despojar a un cuerpo de la libertad de la que goza para convertirlo en un esclavo a su servicio.
El relato fílmico
Roger Corman se empeña en remarcar tres momentos para su transposición:
La fe que deposita el Sr. Valdemar, Vincent Price, en la terapia que le provee el Sr. Carmichael, Basil Rathbone, mientras su entorno se disgrega dentro del mismo sueño de la hipnosis.
La transición hacia el mundo de ultratumba, donde podemos entrever cómo la esposa del Sr. Valdemar, Debra Paget, comienza a darse cuenta de la crueldad que esconde el Sr. Carmichael tras sus delicados modales afables.
Y la venganza que emprende el cuerpo furibundo del Sr. Valdemar mientras poco a poco su rostro cerúleo se descompone hasta volverse una mueca grotesca que paraliza de horror a su esclavizador.
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