Sin embargo, en esta ocasión, van a ser los propios miembros de la banda quiénes tendrán la oportunidad de homenajear al escritor con una interpretación muy aguda e ingeniosa de su novela: Dee Dee Ramone y Daniel Rey comprenden, desde el principio, que la trama que urde Stephen King gira en torno a la deshonra de un orden sagrado, en aras de erigir un orden profano denigrante.
En otras palabras, Dee Ramone y Daniel Rey comprenden sin dejar lugar a ambigüedades que, en Pet Sematary, Stephen King relexiona sobre la relación de los hombres con el mundo espiritual, un mundo que no cesaba de ser pisoteado por la negligencia de una generación que, como bien se indica en la canción, ya no oía las voces de sus muertos:
Under the arc of a weather stain boards,
Ancient goblins, and warlords,
Come out of the ground, not making a sound,
The smell of death is all around,
And the night when the cold wind blows,
No one cares, nobody knows
Bajo el arco de la mancha del tiempo se hospedan
Antiguos Duendes y señores de la guerra
Salen de la tierra sin hacer ruido
El olor de la muerte lo envuelve todo,
Y en la noche cuando el viento frío sopla,
A nadie le importa, nadie lo sabe.
El videoclip no escatimará recursos en mostrar esto mientras de fondo, entre otras cosas, resuena:
Follow Victor to the sacred place,
This ain't a dream, I can't escape,
Molars and fangs, the clicking of bones,
Spirits moaning among the tombstones,
And the night, when the moon is bright,
Someone cries, something ain't right
Seguí a Víctor al lugar sagrado,
Esto no es un sueño, no puedo escapar
Muelas y colmillos, el chasquido de huesos
Espíritus gimen entre las lapidas,
Y en la noche, cuando la luna brilla,
Alguien grita, algo no está bien
Por ejemplo, al principio del videoclip podemos apreciar cómo el cementerio, que es el lugar donde se conmemora a los muertos, donde se los recuerda, no preserva ningún halo de solemnidad, ni respeto:
En la ofrenda de las flores de los personajes que transitan por la tumba donde serán enterrados más tarde The Ramones, podemos descubrir una cierta espectacularización de la muerte, como si de pronto el silencio se hubiera trocado por bullicio, o las lágrimas por jocosa risa.
La segunda pareja, todavía es más obvia, ya que aparecen representando una caricatura de sí mismos, esto es, son como una mofa vergonzosa, una mofa, no obstante, embelesada en la propia imagen que les devuelve la cámara.
Sin embargo, no es sino hasta el remate del final donde todo parece esclarecerse:
Cuando The Ramones son sepultados tras la pesada lápida que lleva su distinguido nombre homónimo, el humor negro cede paso a algo trágico, algo que tras el aparatoso movimiento de los personajes a través de la tumba, como si estuvieran en un escenario montado por un estudio de filmación, no se veía, a saber, que son las mismas personas quiénes se condenan a sí mismas.
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