domingo, 22 de febrero de 2015

Madonna: ¿un modelo polémico?

Like a Virgin, además de ser uno de los sencillos más representativos de Madonna, fue, a pesar de los propios planes de Madonna, quien por aquél entonces solo quería afianzar el éxito que había logrado con su primer disco, una canción que la definió como una figura representativa para el mundo adolescente.
    Los amores fugaces que redefinen los valores de una sociedad tradicional como la norteamericana, eclosionan en el videoclip con una trama que hace acopio de un cuento de hadas: La Bella y la Bestia. Desde la primeras escenas, la confusión que se menciona en la letra de la canción asume otra forma:

    I made it through the wilderness
    Somehow I made it through
    Didn't know how lost I was
    Until I found you.


    Estaba tan confundida
    De alguna manera lo estaba
    No sabía lo perdida que estaba
    Hasta que te encontré.


    El videoclip convierte este fragmento, esta estrofa en una referencia a la propia historia de Madonna: la confusión de una chica que llega cargada de sueños a una gran ciudad buscando su propio camino para brillar.


    Pero le agrega el dilema fantasioso de la fábula:


    Los canales de Venecia, con sus vaporettos, se convierten en el centro de una persecución: la Bella (Madonna) aparecerá escapando de la Bestia (el León, y, acaso, también, ¿el falso príncipe azul?).


    Por otro lado, entre las escaramuzas de este recorrido, Madonna opondrá a la pureza, representada por los rosarios que penden de su cuello, y por el vestido blanco que porta cuando Venecia se transfigura en otro sueño, en otra fantasía más, mientras una vaporosa niebla nívea la envuelve; el manto de la noche.
    Sin embargo, en el final del videoclip se ofrecerá un enorme contraste con el principio, pues en el recorrido por su ensueño, por esta fantasía ambientada por la fábula, Madonna se termina subiendo arriba del vaporetto en compañía del León, ahora metamorfoseado como un príncipe, y cuando lo hace ya no llevará su vestido blanco, ya no tendrá la ingenuidad de la chica que llegó a New York, desde donde avistaba el famoso puente de Brooklyn.

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