martes, 10 de febrero de 2015
El Son mestizo de Nicolás Guillén
En Motivos de Son, un poemario del año 1930, Nicolás Guillén reivindica desde el ritmo las raíces de Cuba, y posiciona al mestizo como el personaje emblemático de su cultura. Latinoamérica, desde la mirada de Guillén, es el resultado inequívoco de un proceso de mestizaje, esto es, de la mezcla en su sentido más amplio.
El latino para Guillén está a medio camino de dos fronteras, la de la colonia y la de su emancipación, la del legado europeo y la su impostación. Y va a ser a partir de esa mezcla que Guillén va a encontrar a una forma para su poesía, pues a diferencia de otros autores latinos, Guillén no reniega del legado europeo, de las formas que éste legó para la poesía, sino de los temas que hasta el momento ensalzó la poesía.
Preocupado, como muchos de los autores de su generación, en hallar un nuevo objeto de belleza para la poesía, Guillén no dudará en incorporar el color de la piel morena como el hallazgo de esa búsqueda, así como la cultura propia de esa idiosincrasia, su música, sus anhelos, sus problemas o sus esperanzas.
En Sóngoro Cosongo, un poema que integra el poemario Motivos de Son, por ejemplo, leemos:
¡Ay, negra,
si tú supiera!
Anoche te vi pasar,
y no quise que me viera.
A él tú le hará como a mí,
que cuando no tuve plata
te corrite de bachata
sin acordarte de mí.
Sóngoro, cosongo,
songo be;
sóngoro, cosongo
de mamey;
sóngoro, la negra
baila bien;
sóngoro de uno,
sóngoro de tré.
Aé,
vengan a ver
aé, vamo pa ver
¡Vengan, sóngoro cosongo,
sóngoro cosongo
de mamey!
Para Guillén, entonces, no es tanto la forma del poema lo que se debe modificar, alterar o cambiar para expresar lo propio, sino tensionar la misma forma cultivada en el pasado, para abordarlo. En otras palabras, así como lo latinoamericano se halla en el resultado de una combinación, la poesía latinoamericana también deberá reconocerse en un proceso homólogo, donde la hibridación juegue un papel preponderante, una suerte de equilibrio entre dos principios, entre dos fuerzas.
Los poemas de Guillén, por lo tanto, son mestizos en el sentido llano de la palabra, pues no hay lugar para confusiones, él quiere expresar la raíz cubana recorriendo los tópicos de su idiosincrasia. En Guillén hay rima y hay ritmo, pero esa rima y ese ritmo, las formas innegables de la cultura legada, no responden al mismo modelo, se han convertido, al igual que el mestizo, en otra cosa.
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