martes, 24 de febrero de 2015
¿Qué representa la música para J. R. R. Tolkien?
J. R. R. Tolkien recupera para su obra la función originaria de la música: evocar, transportar, recomponer. Los episodios atesorados del pasado de sus personajes vuelven a cobrar vida gracias a las canciones que estos cantan, pues es a través de la inmediación del canto que fraguan sus composiciones poéticas cómo sus personajes se reconectan con su posesión más valiosa, la posesión de la que los priva la guerra: la paz.
La saga de The Lord of The Rings, que inicia ya en The Hobbit o, lo que es lo mismo, de la que The Hobbit es el primer esbozo, privilegia, ante todo, la evocación de la paz. Pero, en esta saga, la paz es multiforme, pues en las canciones que sus personajes rememoran, la paz aparece transfigurada, esto es, asume diferentes formas. Mientras para unos será el hogar, para otros se reducirá al amor o, como bien ocurre con Tom Bambadil, se asumirá desde un sentido lúdico.
Por ejemplo, para Trancos, el entrañable montaraz que se reunirá con Frodo en la posada del Poney Pisador de Cebadilla Mantecona, la paz está representada por Arwen, la tataranieta de Lúthien Tinúviel, la elfa de la que habla la canción que recita para los hobbits y a través de la que habla en clave del amor que siente por Arwen.
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